Los grandes aliados para trabajar en proyectos multiculturales: 𝗧𝗮𝗰𝘁𝗼, 𝗧𝗶𝗻𝗼, 𝗖𝗿𝗶𝘁𝗲𝗿𝗶𝗼, 𝘆 𝗘𝗺𝗽𝗮𝘁i𝗮.
Te cuento una pequeña experiencia respecto el trato hacia otros. ¡Espero que te sirva!
Emilio Alvarado Perez
6/6/20242 min read


𝗘𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗲𝘀 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼 𝗺𝗮́𝘀 𝗴𝗿𝗮𝗻𝗱𝗲 𝗱𝗲 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗮𝗺𝗼𝘀. Hace algunos años, cuando me encontraba trabajando en un proyecto desarrollado en India, me tocó inspeccionar el avance de los trabajos en la planta de la empresa proveedora y a decir verdad, no me demoré nada en trabar amistad con muchos de los especialistas trabajando allí. Su calidad profesional era excelente y los indios se mostraron siempre amables y dispuestos a atender cualquier consulta. El trato con las mujeres era igualitario me atrevería a decir, entendiendo que nos encontrábamos en un ambiente mayormente dominado por hombres.
En los primeros días de mi período allí, estando más distraído que lo normal, bajo los efectos del jet lag y sin la debida atención, me puse a saludar a un grupo de técnicos con los que trabajaba más cercanamente. Llegado el momento de dar los buenos días a una de las chicas que formaba el equipo, hice el ademán para saludarla de beso (común en Sudamérica) y recuerdo que la joven quedó paralizada, abriendo sus ojos y mirándome fijamente con una expresión de terror. Pánico. Literalmente.
Retrocedí de inmediato, y rojo como tomate me deshice en disculpas. Dos de los técnicos presentes ya conocían Chile y muertos de la risa, le explicaron lo que pasaba. Y claro, en India a las mujeres no las puedes tocar, cosa que solamente pueden hacer sus parejas, cuando finalmente se comprometen con alguien. Con suerte llegas a darles la mano.
Todos se lo tomaron con humor, pero francamente fue un evento muy bochornoso. Yo no tenía 100% claras las costumbres locales y ese fue mi pecado. Eso sí, cuando el resto de los técnicos debieron viajar a Chile, quedaron helados al presenciar no solamente saludos de beso, sino que también parejas tomadas de la mano, novios abrazados y un sinfín de demostraciones de amor que les tomó algún tiempo procesar.
Pero lo que sí aprendí con el transcurso de los meses, es que 𝗹𝗼𝘀 𝗲𝗾𝘂𝗶𝗽𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝗺𝗯𝗼𝘀 𝗽𝗮í𝘀𝗲𝘀 𝘁𝗲𝗻í𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗳𝗮𝗺𝗶𝗹𝗶𝗮𝘀, 𝗺𝗲𝘁𝗮𝘀 𝘆 𝘀𝘂𝗲ñ𝗼𝘀. Teníamos problemas personales y dificultades en nuestros hogares. Teníamos también el objetivo conjunto de sacar adelante el proyecto lo antes posible y hacíamos las cosas lo mejor posible.
Las diferencias culturales, como el ayunar con cierta periodicidad, comer con la mano o tener que hablar en inglés para comunicarnos, quedaron muy pronto de lado cuando tuvimos la oportunidad de conocernos en profundidad, entendiendo nuestras realidades y construyendo mutuos lazos de confianza durante el proceso.
Y aquello que primó finalmente, 𝗳𝘂𝗲 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗰𝗼𝗻𝗱𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗮 𝘆 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼 𝗲𝘀𝗽í𝗿𝗶𝘁𝘂 𝗱𝗲 𝗲𝗾𝘂𝗶𝗽𝗼 que nos permitió a todos abrir un poco mas los ojos y descubrir por nuestros propios medios, de que el mundo es mucho más grande de lo que pensamos.
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