Cuando todos apoyan una idea que en realidad nadie quiere: La Paradoja de Abilene
Trabajando en gestión de proyectos y entornos de trabajo colaborativos, se habla mucho sobre la toma de decisiones en equipo, donde el paraíso terrenal consiste en lograr acuerdos en conjunto que beneficien al proyecto y a la organización. Y todos felices. Sin embargo, a veces nos encontramos tomando decisiones que, en retrospectiva, no parecen ser la mejor opción para nadie. Esto nos lleva a la Paradoja de Abilene.
Emilio Alvarado Perez
10/23/20243 min read


Trabajando en gestión de proyectos y entornos de trabajo colaborativos, se habla mucho sobre la toma de decisiones en equipo, donde el paraíso terrenal consiste en lograr acuerdos en conjunto que beneficien al proyecto y a la organización. Y todos felices.
Sin embargo, a veces nos encontramos tomando decisiones que, en retrospectiva, no parecen ser la mejor opción para nadie. Esto nos lleva a la Paradoja de Abilene.
La Paradoja de Abilene es un fenómeno psicológico y social que ocurre cuando un grupo de personas toma una decisión colectiva que va en contra de los deseos o intereses de sus miembros individuales.
Fue descrita por el académico Jerry B. Harvey en 1974 y se llama así por una anécdota en la que una familia decidió hacer un viaje a Abilene (Texas, EEUU) a pesar de que nadie realmente quería ir. Cada miembro de la familia asumió que los demás querían hacer el viaje, por lo que ninguno expresó sus verdaderas preferencias.
He aquí la génesis del problema: todos supusieron cosas sin preguntar a nadie, o nadie quiso expresarse según realmente sentían.
¿Cómo sucede la paradoja en el contexto laboral?
Imagina que en una reunión de equipo, se propone una idea para un proyecto con la que la mayoría de los miembros no está completamente de acuerdo. Sin embargo, todos asumen que los demás están de acuerdo y no quieren ser la única voz disidente. Al final, el equipo avanza en una dirección que nadie realmente apoya, pero que nadie se atreve a desafiar.
Este tipo de dinámica puede generar decisiones ineficaces, pérdida de recursos y frustración. Y desde allí, a la queja, el rumor y las murmuraciones. Así que, en lugar de avanzar con soluciones bien pensadas, los equipos caen en la trampa de tomar decisiones que no reflejan sus verdaderas preocupaciones.
¿Qué causa la Paradoja de Abilene?
La paradoja tiene sus raíces en varios factores:
Deseo de evitar conflictos: A menudo, las personas prefieren no expresar opiniones contrarias para no generar tensiones.
Conformidad social: Existe una tendencia a seguir lo que creemos que es la opinión mayoritaria, incluso si esta no es explícita.
Falta de comunicación clara: En muchos casos, la paradoja surge simplemente por la falta de una comunicación efectiva y abierta.
Cómo evitar este mal en tus proyectos:
Para evitar caer en la Paradoja de Abilene, necesitas fomentar un ambiente de trabajo donde se valore la diversidad de opiniones y donde el desacuerdo sea visto como una oportunidad para mejorar las decisiones.
Algunas estrategias que pueden ayudar incluyen:
Fomentar el diálogo abierto: Crea espacios donde todos los miembros del equipo se sientan cómodos expresando sus verdaderas opiniones. Si en tu equipo la crítica o la desvalorización priman, pues olvídate de contar con transparencia o buenas ideas.
Involucrar a todos en la discusión: Asegúrate de que todos los involucrados tengan la oportunidad de aportar y de que sus comentarios sean considerados. Las buenas ideas pueden provenir de cualquier parte. ¿Has oído hablar de Richard Montañez?
Utilizar métodos de toma de decisiones estructurados: Herramientas como las votaciones anónimas o las sesiones de lluvia de ideas pueden ayudar a reducir la presión de conformarse con la mayoría, si es que existe mucha timidez entre los miembros.
Evaluar continuamente las decisiones tomadas: Revisa las decisiones grupales para asegurar que reflejan las verdaderas preferencias de los participantes. Y anima a generar debate. Tu equipo y proyecto te lo agradecerá.
Como vimos, la Paradoja de Abilene es un recordatorio de que el silencio o la conformidad no siempre significa consenso, sino sumisión. Y como bien sabemos, en la gestión de proyectos las decisiones correctas son clave para el éxito.
Todos los miembros del equipo deben expresar sus preocupaciones abiertamente para evitar malas decisiones y, a largo plazo, resultados perjudiciales.
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